El Esfuerzo de Vivir Ocioso
DOI:
https://doi.org/10.37467/gka-revtechno.v1.27Palabras clave:
Clase Ociosa, Técnica, TecnologíaResumen
Ortega se pregunta qué haceres van a ocupar la vida del ser humano con el ahorro de esfuerzo que la técnica procura. El hombre es un animal cuyo deseo de vivir es un deseo de vivir bien. Sólo se comporta como ser humano cuando, librado de sus necesidades estrictamente biológicas, se crea con su propio esfuerzo un programa de vida que pueda procurarle bienestar. No se trata de no hacer nada; el ocio, es un modo de vida inferior al de otras opciones vitales plenamente creativas.
Thorstein Veblen, el gran filósofo del ocio, nos ofrece una teoría a de la ociosidad que, paradójicamente, coincide con la idea de Ortega de que una vida sin ocupaciones no sería propiamente humana. Veblen nos muestra cómo el ocio puede ser en sí mismo una forma de actividad, sobremanera absorbente para muchos. Para la nueva clase ociosa, producto privilegiado de la Revolución Industrial, y heredera de la clase bárbara de otro triempo, sus actos han de resultar ostensivamente improductivos, "honorables", clara prueba de que son innecesarios para la subsistencia, pero imprescincibles para certificar un vivir ocioso. Ambos autores conciden en que la creación de bienes superfluos es el fundamento del vivir humano, hecho que Veblen expresa en su mayor radicalidad al aplicarlo a las peculiares necesidades de la llamada "clase ociosa".
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